

Protegiendo a tu novia
Esta costumbre procede de la antigua Roma en donde sus ciudadanos eran bastante supersticiosos y tenían miedo de los malos espíritus. Ellos, pensaban que muchos de estos espíritus se encontraban en el umbral de la casa y, además, eran especialmente atraídos por las novias, sobre todo, por los pies de estas. Precisamente por este motivo, para proteger a las recién casadas, los novios las cargaban en sus brazos y cruzaban con ellas a cuestas la entrada en la vivienda para que así no pisaran el suelo y no cayeran en los brazos de estos malvados espíritus. Esta tradición ha ido difuminando su significado conforme han ido cambiando las creencias, pero sin embargo a día de hoy sigue siendo una práctica habitual, sobre todo a la hora de entrar en la noche de bodas a la habitación del hotel. Un aspecto importante a señalar, es que, si el novio tropezaba con la novia a cuestas, era un augurio de infortunio para el matrimonio. Para evitar esto, las novias acostumbraban a recoger sus vestidos todo cuanto podían para evitar estos tropiezos de mala suerte y así condenar el resto de sus días. Además de esto, los novios tenían la precaución de entrar en la estancia primero con el pie derecho, siendo este otro ritual que se sigue llevando a cabo a día de hoy.