

Que el novio vea a la novia antes de la boda está visto como un presagio de mala suerte. Esta tradición se remonta a muchos años atrás en épocas en donde los matrimonios eran arreglados. Esto quiere decir, que terceras personas interesadas eran las responsables del casamiento de sus hijos, con el fin de cumplir algunos propósitos personales.
Una tradición que deriva de los matrimonios arreglados
Algunos de los casos más famosos provienen de la edad media en donde matrimonios de conveniencia se llevaban a cabo con el fin de unir a diferentes familias y con ello unificar reinos y territorios. En la gran mayoría de los casos, los cónyuges ni se conocían hasta el día de la boda y se tenía miedo a que, si estos se veían antes y no se gustaban, pudieran provocar cierto rechazo a la unión matrimonial. De esta tradición de no poder ver el novio a la novia antes de la boda, también se entiende la costumbre de algunas novias en llevar velo a la boda tapando parte de su cara con el mismo. Con este velo, lo que se trataba era de disimular las posibles imperfecciones que se pudiesen tener y que, por lo tanto, el novio accediera de una forma mucho más sencilla a contraer matrimonio. En definitiva, una tradición que cuenta con muchos años a sus espladas y que nos recuerda que antiguamente los matrimonios eran llevados a cabo por el interés de determinadas personas, en lugar de los novios ya que evidentemente son los mas afectados.