Cómo elegir el mejor peinado de novia

Tras la elección del vestido, el peinado de una novia debería ser el segundo punto clave de su look. Es tanto o más importante que la indumentaria que escojamos y debe estar en armonía con la prenda y, por supuesto, con nuestra propia personalidad.

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miriam
miércoles, 30 junio, 2010
Tras la elección del vestido, el peinado de una novia debería ser el segundo punto clave de su look. Es tanto o más importante que la indumentaria que escojamos y debe estar en armonía con la prenda y, por supuesto, con nuestra propia personalidad.

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De esta manera, el peinado de una novia deberá, en primer lugar, corresponderse con su propio estilo (de ser, de vestir, de comportarse…). Nada de experimentar con peinados extravagantes para ese día (cortes o tintes muy alejados de nuestra imagen actual), ya que corremos el riesgo de vernos muy poco favorecidas y de que no nos reconozcan nuestros invitados, y no hablemos ya del propio novio…Hay que tener en todo momento presente que será un día que se recordará siempre. Las premisas son claras: Comodidad, identificación y buen gusto. Para ello, lo ideal es acudir a algún centro especializado, o bien a un profesional que acuda a domicilio, para evitar desplazamientos incómodos en este día tan especial. Esa persona nos realizará con algún tiempo de anticipación, según los criterios estéticos y personales (expresividad facial, óvalo de la cara, forma de ojos, boca, nariz, mandíbula…) varias pruebas de peluquería: a través de las cuales podremos comprobar cuál es el estilo que más nos favorece, y de paso, acentuar nuestra belleza natural, potenciando nuestros mejores rasgos. También se deberá tener en cuenta, como hemos comentado antes, el estilo (corte, color…) de nuestro vestido y en función de ello, realizar la mejor elección posible. Además del propio peinado en sí, no debemos obviar varios consejos previos al gran día, velando siempre por el mantenimiento de la correcta salud de nuestro cabello: saneando las puntas cada dos meses aproximadamente, hidratándolo con tratamientos intensivos cada semana (véase serums, acondicionadores o mascarillas específicas) y moderando las agresiones externas que puedan dañarle (tintes o exposiciones prolongadas al calor).

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